La Represión

El mayor estigma del régimen de Alfredo Stroessner ha sido la represión desmedida con la utilización del apresamiento arbitrario, de la tortura como sistema y del crimen político en varios casos.

En términos de represión y brutalidad, se divide en dos la era de Stroessner, una de ellas va desde 1954 hasta 1966 cuando ocurrió la gran purga policial. La segunda se registra entre 1966 y la caída de la dictadura, el 3 de febrero de 1989.

El anuncio de que Stroessner iba a utilizar todos los recursos a su alcance, legales y NO legales, para destruir a sus opositores es la Ley N° 294/55. El brazo represor del General no sólo golpeó a los adversarios políticos, sino también a aquel que tenía cualquier tipo de diferencia.

Esta desmedida represión llevaba a la desmovilización de la sociedad y al control de las organizaciones populares.

Una característica de la represión era la restricción a los partidos políticos. Los partidos de oposición y la disidencia colorada fueron prohibidos en los primeros años del régimen, en 1962 comenzó a ser reconocida una fracción del Partido Liberal, que sólo 1963 participó de las elecciones.

No tener partido o no tener afiliación a uno significaba una sospecha o directamente una acusación de ser comunista.

La detención arbitraria por tiempo indeterminado y la tortura cumplían un rol muy eficaz en la represión de los grupos que se atrevían a desafiar a la dictadura. Estas con consecuencias del terrorismo de estado.

6.1 La detención arbitraria.

Este es uno de los principales elementos del terror. La vida en una sociedad se caracteriza por la existencia de instituciones y el respeto a ellas, así como la garantía a los derechos básicos del ser humano, como la vida y la libertad.

En el régimen, cualquiera podía ser detenido por cualquier motivo o, como se decía habitualmente en la jerga policial, “para averiguaciones”. Basta sólo imaginar la gravedad de esta afirmación para entender el significado de terror profundo que conlleva esta situación. Tener que perder la libertad, tener que demostrar la inocencia, tener que torcer la voluntad personal para adherir, no sólo a una ideología, sino a personas individuales, implica un grave deterioro de la libertad.

Cualquier persona del régimen, especialmente un policía o un militar, o un miembro de la casta gubernamental, podía ordenar y obtener la detención de simples ciudadanos comunes, a veces “porque me miró mal”.

Esto fue constituyéndose en un sistema que se fue perfeccionando. Y en la primera época, la del Edgar L. Ynsfrán (Ministro del Interior, desde 1958 a 1991), se creó la llamada Guardia Urbana, una fuerza policial y militar, constituida por civiles perteneciente a las seccionales coloradas. Se juntaban en grupos de vigilancia, generalmente nocturna, de terrorífica conducta.

Se reunían en grupos de 10 a 15 personas al caer la noche y estaban muy bien armados. Se encargaban de identificar a los opositores.

Como puede notarse, la posibilidad de perder la libertad era directa, tangible y posible todo el tiempo.

6.2 La tortura.

La pérdida de la libertad sin motivo legal y sin garantía no era lo único.

Ingresar detenido a una dependencia policial conllevaba la seguridad de sufrir la tortura o los malos tratos.

Como había que averiguar no sólo las actividades que ponían en riesgo al régimen, sino crear más y más opositores que justificaran su actitud, la Policía recurría directamente a los apremios físicos, que eran más o menos graves, según la particular interpretación del policía o civil a cargo del detenido.

Todo era también usado para los que estaban libres incrementaran el terror.

La estructura de la tortura desata tres fenómenos simultáneos.

- Infligir dolor de una manera cada vez más intensa para destruir al torturado ante sí mismo y los suyos.

- Materializar los atributos subjetivos del dolor ampliándolos y haciéndolos visibles a otros fuera del cuerpo de torturado. Así se aterroriza a los otros presos.

- Traducir estos atributos materializados del dolor en insignia del poder. Este era el mensaje para aterrorizar a la población.

En vez de ocultar estas violaciones, el régimen se gloriaba de ellas, era lo que se llamaba el precio de la paz. La dictadura no hacía esfuerzo alguno para desmentir el uso de la violencia y la tortura, al contrario le interesaba que todo el mundo lo supiera para atemorizar a la población.

La consecuencia más directa y tangible era el dolor intenso.

Las consecuencias sicológicas de la tortura son muy graves.

Son el miedo a lo vivido, al trastorno del sueño, la tristeza, la angustia y la ansiedad, el trastorno de la memoria, el llanto fácil y frecuente, la baja autoestima, las ideas persecutorias, la irritabilidad.

En resumen, una verdadera tragedia humana, porque no había respeto ni consideración por los torturados que eran considerados enemigos de guerra.

Otra de las consecuencias más comunes de las detenciones arbitrarias era la ruina económica de las víctimas y sus familias, pérdida del trabajo y de la posibilidad de trabajar, robo de bienes, pérdidas de los inmuebles, saqueos, despidos, así como la estigmatización del opositor tildado de “comunista” o “contrera” con lo cual se limitaba, impedía e interrumpía la relación laboral.

En las instituciones de enseñanza, no se decía nada acerca de los hechos represivos que ocurrían. Al contrario, sólo se exaltaban la paz y el progreso del país y, en las familias, si los padres conocían la realidad la guardaban frente a los hijos en absoluto silencio para evitar que éstos se involucraran en nada.

6.3 Desaparición forzada.

Siguiendo con el agravamiento del atentado contra la libertad y la vida, cuando una persona era considerada no sólo opositora, sino también capaz de generar movimientos contrarios al régimen se decidía su desaparición, es decir su muerte.

El caso del Dr. Agustín Goiburú, quien fue secuestrado el 24 de noviembre de 1969. Se encontraba pescando con su hijo de once años, Rolando y algunos albañiles, en el río Paraná, en aguas territoriales argentinas, fue enviado en un avión militar a Asunción. Luego de su desaparición de la esposa, fue trasladado a varias comisarías de Asunción. Finalmente quedó en la Comisaría Séptima, de donde logró escapar de manera espectacular a través de un túnel, el 3 de diciembre de 1970. Convencido de que la caída de Stroessner solo podría producirse por métodos violentos. En 1974, Goiburú articuló la participación de activistas de MOPOCO (Movimiento Popular Colorado) y de estudiantes paraguayos en la Universidad de La Plata para realizar un atentado contra el general Stroessner. Una camioneta cargada de explosivos estaría estacionada en el trayecto que realizaba cotidianamente en auto del dictador, cerca de la Estación Central del Ferrocarril en el centro asunceno. El operativo fallo varias veces, por distintos motivos hasta que fueron descubiertos por un oficial de la Marina, quien había sido contactado por uno de los implicados, Evasio Benítez, para proveerle de explosivos

En noviembre de 1974 la Policía descubrió el intento de atentado y, a más de ejecutar a Benítez, apresó a los hermanos Rodolfo y Benjamín Ramírez Villalba, a Carlos Mancuello y a Amílcar Oviedo. Los cuatro últimos permanecieron detenidos y torturados hasta el 21 de septiembre de 1976, cuando la Policía decidió eliminarlos. Sus cuerpos nunca fueron encontrados. Son suficientemente ilustrativos al respecto

6.4 Ejecución extrajudicial.

Consisten en agentes estatales o paraestatales, por razones políticas y sin proceso judicial, le quitan la vida a un ciudadano. Es una manera dedecir asesinato a sangre fría. Estos caso eran reportados por la policía como “muertes por enfrentamientos a la policía”.

El caso más emblemático es el Napoleón Ortigoza, un capitán de Caballería que fue involucrado en una supuesta conspiración contra Stroessner y que terminó con la muerte de un cadete de apellido Benítez.

La investigación estaba plagada de dudas y terminó con la acusación formal al pobre Ortigoza, sin que realmente se supiera nunca si fue verdad o no.

Ortigoza fue finalmente condenado en un irregular juicio militar a la pena de 25 años de cárcel.

Durante su encarcelamiento, fue sometido a un régimen inhumano de represión y tortura. Sin embargo, cuando su pena se cumplió no fue liberado y continuó largo tiempo en prisión sin que hubiera orden judicial que justificara la misma.

Ortigoza, con ayuda de sus abogados, protagonizó en 1988 una espectacular fuga de su arresto domiciliario, con intercambio de disparos incluido, y se refugió en la Embajada de Colombia en Asunción.

Así salió del país una víctima que simbolizaba todas las barbaridades cometidas por el régimen. No regreso nunca más al país, murió en España el 17 de enero de 2006.

6.5 Consecuencias psicológicas, sociales y culturales .

En efecto, usamos este ejemplo como insignia. Ortigoza no sólo fue privado de libertad y torturado por largo tiempo. También fue condenado de manera irregular a la prisión y cuando esa pena fue cumplida siguió preso por orden directa de Stroessner. Tuvo que escapar del país y lo perdió todo. Carrera, bienes, amigos, y familia

6.6 El Archivos del Terror.

Como si fuera poco, el régimen documentó detallada y minuciosamente todas las violaciones a los Derechos Humanos (DDHH) cometidas a lo largo y a lo ancho, del país y durante el tiempo de duración de la dictadura.

Los archivos de la policía secreta de Stroessner, convenientemente depurados de todo lo que comprometía a Rodríguez y los mandones de turno, fueron descubiertos antes de unas muy disputadas internas políticas, entre Wasmosy y Argaña, el 22 de Diciembre de 1.992 en un local policial de Lambaré.

Son aproximadamente 700.000 hojas y se encuentran en un lugar llamado Centro de Documentación y Archivos de la Suprema Corte de Justicia, en el Palacio de Justicia, en este sitio existen:

- 740 libros encuadernados y clasificados con un sistema de números y letras.

- 115 libros de novedades de guardia de la Dirección de Política y Afines de la Dirección de Vigilancia y Delitos y del domicilio del Jefe de investigaciones.

- 1.888 cedulas de identidad y pasaportes

- No menos de 10.000 fotografías de detenidos, actos políticos y sociales, acontecimientos familiares y otros sucesos. Entre muchos otros documentos encontrados.

Conjuntamente existen en los archivos:

- Una biblioteca constituida por aproximadamente 1500 libros y revistas, producto de allanamientos e incautaciones realizadas por agentes policiales.

- 543 cassettes con grabaciones de paneles, conferencias, homilías, discurso y programas radiales

6.7 Violaciones a los Derechos Humanos.

• NUMERO DE VICTIMAS DE VIOLACIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL PARAGUAY DURANTE LA DICTADURA.

En la larga dictadura, se encarceló, torturó e hizo desaparecer a cerca de ciento veintiocho mil (128.000) personas de 1954 a 1989, pero de más de los dos mil ochocientos (2800) responsables de causar estos maléficos hechos, solo ocho recibieron condenadas.

Estimaciones apuntan a que durante esos años hubo cuatro mil (4.000) personas asesinadas, más de dieciocho mil (18000) torturados, cincuenta y nueve (59) ejecutados extrajudicialmente, treinta y tres mil (33000) exiliados y cerca de trescientos setenta y siete (377) desaparecidos.

El Paraguay contaba con aproximadamente 1500000 habitantes, eso significa que:

PROCESADOS Y NO PROCESADOS